El gobierno de Estados Unidos está considerando restricciones más severas al acceso de China a herramientas avanzadas para la fabricación de chips, lo que incluso algunos aliados de EE. UU. consideran “draconiano”. Las propuestas clave incluyen aplicar la regla de Producto Directo Extranjero (FDP), presionar a los aliados para limitar el servicio y reparación de equipos en China, y ampliar la lista de empresas no verificadas que requieren licencias para ciertas tecnologías. Estas medidas buscan obstaculizar los avances de la industria de semiconductores de China.
Una propuesta importante es la aplicación de la regla FDP, que permitiría a EE. UU. controlar productos extranjeros que contengan tecnología estadounidense. Esto afectaría especialmente a empresas como Tokyo Electron y ASML, limitando su capacidad de proporcionar a China equipos avanzados de fabricación de chips.
Además, EE. UU. está instando a sus aliados, como Japón y Países Bajos, a imponer límites más estrictos a las empresas en sus territorios, restringiendo su capacidad para dar servicio y reparar equipos de semiconductores ya entregados a China. Esto busca evitar que los fabricantes chinos de chips mantengan o mejoren sus equipos con ayuda extranjera.
También se están considerando más sanciones a empresas chinas de semiconductores específicas, lo que aumentaría la presión sobre los fabricantes de chips de China.
Otra estrategia implica ampliar los criterios para la lista de empresas no verificadas, que requiere que las compañías obtengan licencias para enviar ciertas tecnologías restringidas. Esto podría evitar que las empresas chinas eludan las restricciones actuales.
La industria estadounidense de equipos de fabricación de chips ha expresado preocupaciones de que las restricciones actuales perjudican injustamente a las empresas estadounidenses sin detener completamente el progreso chino. Sin embargo, algunas empresas argumentan que las nuevas medidas propuestas podrían llevar a la falta de cooperación de los aliados y motivar a las empresas globales a excluir la tecnología estadounidense de sus cadenas de suministro.
Aunque estas medidas buscan obstaculizar los avances tecnológicos de China y proteger las tecnologías estadounidenses, también plantean desafíos económicos significativos y riesgos para las empresas de EE. UU. y sus aliados, ya que también pueden perder ventas debido a las restricciones contra China.