La guerra de los semiconductores, que hasta ahora se libraba principalmente entre Estados Unidos y China, está comenzando a afectar a Europa.
Las tensiones están aumentando al tiempo que los países europeos toman medidas para proteger sus industrias nacionales y mantener el control sobre su infraestructura crítica.
Europa, en un intento por proteger su seguridad nacional, ha impuesto nuevas restricciones a las ventas internacionales de tecnología de semiconductores.
El anuncio fue hecho por los Países Bajos, el mayor productor europeo de tecnología avanzada para la fabricación de chips.
Esta medida afectará principalmente a ASML Holdings, una empresa tecnológica holandesa que es un proveedor clave para los fabricantes de chips en todo el mundo, incluyendo China.
Estas restricciones marcan el primer movimiento público del gobierno holandés hacia la adopción de reglas para restringir la industria de fabricación de chips de China.
Esta decisión se produce después de que Estados Unidos impusiera restricciones a las ventas de maquinaria para semiconductores a Beijing.
Para que estas medidas sean realmente efectivas, es necesario que otros proveedores importantes, ubicados en los Países Bajos y Japón, se unan.
Además, Alemania ha prohibido a Elmos Semiconductor, un fabricante de chips para automóviles, vender su fábrica en Dortmund a Silex, una subsidiaria sueca de Sai Microelectronics de China.
Este caso ilustra cómo la presión también está aumentando en Europa, especialmente cuando los funcionarios occidentales enfrentan llamados para que los sectores clave se mantengan fuera del control chino.