Para Elon Musk la demanda energética de todo EEUU podría cubrirse sin problema con ayuda de un gigantesco reactor de fusión instalado en los cielos, directamente sobre nuestras cabezas. Lo bueno —matiza el empresario— es que no hace falta un proyecto alocado ni una inversión milmillonaria para lograr algo así: tenemos uno desde hace miles de millones de años y lo llamamos Sol. El CEO de Tesla y SpaceX calcula que llegaría una enorme planta fotovoltaica, de unos 160 x 160 km, para conseguir con su ayuda la energía que demanda EEUU.
Que a Musk le gustan los titulares con gancho y las ideas provocadoras no es ninguna novedad, pero en este caso no es el primero en sugerir un proyecto de tamaño XXL y planteamiento futurista para aprovechar la energía solar.
La madre de todas las instalaciones. A Elon Musk le gustan las frases rotundas y eso fue lo que dejó hace poco durante su participación en ‘The Joe Rogan Experience’, un pódcast dirigido por el comentarista y comediante Joe Rogan y que a lo largo de las últimas semanas ha recibido a un plantel de invitados tan ecléctico como el que conforman los actores Dwayne Johnson “The Rock” y Whitney Cummings, el exagente de la CIA Michael Baker, el experto en artes marciales Tim Kennedy o el escritor Elliott West. Musk pasó el 31 de octubre por sus micrófonos y entre otras cosas habló del potencial de la energía solar.
“En realidad se podría alimentar a todo Estados Unidos con 100 millas por 100 millas de energía solar”, explicó el magnate en unas declaraciones recogidas por Money Wise. Trasladado a nuestro sistema métrico, eso equivaldría a una enorme instalación de alrededor de 160 x 160 kilómetros. Tan descomunal es la propuesta de Musk que al escucharla Rogan le pidió que se explayase: “¿Entonces podrías elegir un punto muerto, cubrirlo con paneles solares y cargar todo el país?”
Placas, baterías y un gigantesco reactor. “Absolutamente. Necesitamos baterías, pero sí”, le replicó Musk, quien cree que trasladar semejante idea a la práctica no sería difícil y ve perfectamente “factible” suministrar energía a todo el país con ayuda del Sol: “Esa cosa simplemente funciona. Tenemos un reactor de fusión gigante en el cielo”. Su apuesta va en realidad más allá de las palabras.
Invirtiendo en la industria. En 2016 Tesla compró SolarCity, una compañía dedicada a la comercialización de sistemas de generación de energía solar, en una operación valorar en cerca de 2.600 millones de dólares. “Tesla se está preparando para comercializar a gran escala sus productos de almacenamiento de energía Powerwall y Powerpack”, explicaba por entonces la compañía de Musk, que poco antes había lanzado su propia división energética: Tesla Energy Operations.
Tampoco la apuesta de Musk por la fotovoltaica es única. La Solar Energy Industries Association y Wood Mackenzie estimaban hace poco que este año la industria solar de EEUU añadirá 32 GW de capacidad de producción, un 53% más que en 2022, y que para 2028 la capacidad operativa del país estará en 375 GW. Las previsiones de crecimiento son también considerables en Europa.
Cuestión de megaproyectos. Musk no es el primero en sugerir un proyecto de tamaño XXL y filosofía futurista para subir un escalón más en el aprovechamiento de la energía fotovoltaica. Es más, sobre la mesa hay ya iniciativas concretas que van mucho más allá de la declaración del magnate en ‘The Joe Rogan Experience’. Una de ellas la capitanea la propia Agencia Espacial Europea (ESA).
Desde hace tiempo el organismo intergubernamental acaricia la idea de aprovechar la SBSP, siglas en inglés de “energía solar basada en el espacio”, una estrategia que pasaría por captar la energía solar con ayuda de enormes satélites en órbita geoestacionaria que luego se encargarían de convertirla en microondas de baja densidad y transmitirla a estaciones receptoras situadas en Tierra.
Lograr algo así requeriría, eso sí, afrontar “desafíos prohibitivos”, como el despliegue de enormes antenas receptoras, ensamblar grandes estructuras en el espacio o estudiar el efecto de las microondas de baja potencia, pero por lo pronto la ESA ha lanzado ya la iniciativa SOLARIS para valorar su viabilidad.
En el foco de otras agencias. La ESA no es la única que ha dedicado tiempo a analizar las posibilidades de la SBSP. Su homóloga japonesa, JAXA, ha publicado un informe con sus ventajas y desafíos e incluso ha llegado a plantear soluciones. En los años 90 el antecesor de JAXA participó en un diseño conceptual, SPS2000, de 10.000 kW, y en la primera década del XXI la agencia espacial y el Gobierno nipón trabajaron en otro concepto de SSPS de un millón de kilovatios.
También China o la NASA lo han tenido en consideración. El año pasado Space News publicaba que la agencia estadounidense había comenzado un estudio para evaluar qué posibilidades tendría la SPS. “A medida que la tecnología evoluciona, la viabilidad del sistema cambia con el tiempo”, explicaba Nilokolai Joseph, de la Oficina de Tecnología, Política y Estrategia de la NASA. Con el nuevo informe la agencia deseaba “evaluar el grado en que debería apoyar la SPS”. Hace poco una investigación de la Universidades de Surrey y Swansea concluía que es factible crear paneles ligeros y de coste razonable para generar energía en el espacio.
Grandes instalaciones en tierra… No todos los megaproyectos solares se enfocan en el espacio. Aquí, en la Tierra, se han creado gigantescas granjas solares con paneles, como el despliegue que China está impulsando en Mongolia Interior, que incluye una instalación única: 196.000 paneles repartidos en un área de 1,4 millones de metros cuadrados, lo que la convierte en la mayor estación de su tipo en un desierto. La propia Tesla ha participado en grandes proyectos solares.
… y en los estudios teóricos. Si hay una instalación que deja pequeñas cualquiera de las granjas solares que se han construido hasta la fecha o incluso esa enorme franja de paneles de 160×160 kilómetros sugerida por Musk para abastecer a EEUU es la Esfera de Dyson, una idea lanzada en los 60 por el físico Freeman Dyson. Su propuesta: montar una estructura capaz de rodear el Sol.
Dyson creía que para seguir evolucionando llegaría un momento en el que una civilización necesitaría mejorar de forma drástica sus recolección de energía. ¿Y cómo hacerlo? Con una instalación capaz de recubrir su estrella, en nuestro caso el Sol, con una “malla” revestida de paneles u otra tecnología que capte su potencial.